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09:30
«El Mediterráneo es mil cosas al mismo tiempo. No es un paisaje, sino multitud de paisajes. No es un mar, sino una continuidad de mares. No es una civilización, sino una serie de civilizaciones amontonadas unas encima de otras. En definitiva, una antiquísima encrucijada. Hace milenios que todo confluye allí, y al hacerlo, complica y enriquece su historia: bestias de carga, vehículos, mercancías, barcos, ideas, religiones y modos de vivir» (F. Braudel).
El Mediterráneo es un "mar hermoso, que se ha convertido en una tumba para hombres, mujeres y niños", como recordó el papa Francisco en Lesbos. Del corazón de las grandes religiones y de las civilizaciones que baña sus orillas, la diversidad y la capacidad de ser plurales pueden ser un secreto de convivencia y de desarrollo humano para Europa, Oriente Medio, África y el mundo.
Modera
Valérie Régnier
Comunidad de Sant'Egidio, Francia
Ponentes
Jean-Marc Aveline
Cardenal, arzobispo de Marsella, Francia
Mohammed Esslimani
Teólogo islámico, Egipto
Tarek Mitri
Universidad Americana de Beirut, Líbano
David Rosen
Rabino, Director de la Junta del KAICIID, Israel
Olivier Roy
Orientalista y politólogo, Francia
Matteo Zuppi
Cardenal, arzobispo de Bolonia (Italia), Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana
09:30
La guerra ha vuelto a entrar de manera prepotente en el mundo occidental en el siglo XXI. Todas las guerras prometen ser breves y resolutivas, pero todas se retroalimentan, abren escenarios que eran impensables antes de empezar, son imprevisibles. Dependen de las decisiones de unos pocos pero implican a todos. La crisis alimentaria y la inestabilidad social y política tienen consecuencias no solo en las poblaciones de los países en guerra y en los países vecinos, sino también en el resto del mundo, en otros continentes, en el diálogo y en las fracturas geopolíticas del mundo. Hay que retomar los caminos del diálogo y del multilateralismo para curar las heridas del mundo y recuperar el gusto por la paz.
Modera
Marco Tarquinio
Director de "Avvenire", Italia
Ponentes
Mario Giro
Comunidad de Sant'Egidio, Italia
Martha Ama Akyaa Pobee
Departamento de asuntos políticos y de construcción de la paz y de operaciones de paz, ONU
Jeffrey D. Sachs
Universidad de Columbia, Consejero especial del Secretario General de la ONU
Ettore Francesco Sequi
Embajador, Secretario general del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional, Italia
Olav Fykse Tveit
Obispo, Presidente del Consejo de la Iglesia de Noruega
09:30
El covid-19 ha afectado al mundo entero, sin excepciones. En Occidente parecía algo lejano: no era una epidemia, no era un caso aislado, era y es una pandemia. Global. Con su carga de víctimas. La primavera de 2021 el mundo se paró, descubrió que estaba unido, en silencio. Ocurrió lo mismo en cada país, con sus víctimas. La pandemia no atiende a fronteras ni respeta las diferencias lingüísticas. Pero en todas las sociedades sí se cierne de manera desproporcionada, más que en los demás, en los más débiles. La pandemia es una gran tentación y una gran oportunidad: pensar solo en uno mismo o descubrir todo lo que tenemos en común.
Modera
Emmanuel
Metropolita ortodoxo del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla
Ponentes
Lucas Pedró
Movimiento de los Misioneros de Francisco, Argentina
Vincenzo Paglia
Arzobispo católico, presidente de la Pontificia Academia por la Vida, Santa Sede
Louis Raphaël I Sako
Cardenal, Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Irak
Serafim
Obispo metropolita ortodoxo, Patriarcado de Rumanía
Din Syamsuddin
Presidente del Centro para el Diálogo y la Cooperación entre Civilizaciones, Indonesia
09:30
En las últimas décadas la globalización ha unificado los mercados y ha acercado a las poblaciones. La globalización incompleta se ha sentido angustiada, contradictoria, por la libre circulación de las mercancías, pero no de las personas y de los pueblos. Tras un aumento de las tensiones, la globalización se ha roto con la guerra de Ucrania y sus consecuencias. Nunca se ha alcanzado la globalización del espíritu y de la solidaridad, nunca ha crecido al mismo ritmo que la riqueza producida, pero sí han crecido exponencialmente las desigualdades. Las religiones tienen ante ellas la responsabilidad de ayudar a toda persona a concebirse junto al otro y no contra el otro, independientemente de las fronteras personales, nacionales, étnicas, religiosas o sociales. Por una nueva globalización.