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Philip E.R. Dickmans

Obispo católico, Brasil
 biografía

 Señoras y señores, hermanas y hermanos,

Es con mucha alegría y humildad, que vengo a contribuir en este encuentro internacional organizado por la Comunidad de Santo Egidio, para la promoción de una cultura de paz. Estoy muy feliz con esta invitación y quiero aprovechar para hacerle un homenaje a mi hermano Sr. Leon Lemmens, por ser uno de los grandes promotores, y hoy está con el Padre Celestial.
 
Me pidieron que hablara sobre el Sínodo Especial para la Amazonia, en el contexto actual de América Latina, y de modo especial desde Brasil, a donde vivo desde hace 23 años como misionero, y donde llevo 11 años como obispo en la diócesis de Miracema de Tocantins. Quiero hablar de la preparación para el Sínodo que será realizado en Octubre, dentro de un contexto muy desafiador de la realidad que vivimos en Brasil.
El Sínodo fue convocado por el Papa Francisco el día 15 de Octubre de 2017 en el Vaticano, ya el proceso sinodal se comenzó con la visita del Papa a Puerto Maldonado, Perú el día 19 de enero de 2018. 
Los 500 años de colonización cambiaron mucho la vida de los indígenas. La colonización y la evangelización muchas veces caminaron juntas, mas, al pasar de la historia muchos misioneros hicieron la opción por aquellos pueblos por amor y dedicación, y enfrentaron las dificultades para llevar la Buena Nueva. La misión era más que bautizar, era también llevar salud y educación y tantas otras cosas para el bien de esos pueblos.
 
La Amazonia siempre fue vista como un territorio  lindo, con su selva y aguas, sus pueblos y animales, un lugar de mucha vida, el pulmón del mundo. Por otro lado, aquella tierra rica de minerales, madera, agua, era para ser explotada sin límites. El actual gobierno, en la persona de su presidente, quiere explorar esa grande riqueza natural de cualquier forma. Se busca exclusivamente lucro, dinero, exploración sin límites y sin respeto. Los pueblos indígenas y los pueblos ribereños son vistos como personas flojas, sin futuro, son atrasos para el desarrollo. El dinero y el poder hablan más alto.  El presidente del país firmó una medida provisoria que permite la entrada a la tierra de la Amazonia para la exploración minera. En el mes de julio la deforestación aumentó más de 300 %. Aldeas y comunidades indígenas son invadidas, líderes son asesinados. Pueblos son expulsados y obligados a salir de sus tierras. Con mayor libertad para comprar armas, la violencia aumenta. Estamos caminando para un nuevo “Fare West”, donde la ley de los grandes y poderosos habla más alto. Los obispos de la Amazonia desde muchos años atrás se reunieron para defender los pueblos y sus tierras. Padres, religiosas y laicos murieron por levantar su voz profética. Otros son amenazados y hasta presos injustamente.  Mas, como decía San Oscar Romero: “una Iglesia que no es perseguida, no es una Iglesia profética”. Por eso, el Sínodo de la Amazonia parece que le preocupa bastante al gobierno. Para el presidente de la república, la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil - CNBB, es la parte podrida de la Iglesia Católica, por su defensa a los menos favorecidos de la Amazonia. Por ese motivo, el gobierno nos vigila, más quien hace eso es el Pueblo de Dios. 
La voz de los Papas, Paulo VI, Juan Paulo II y Francisco; los documentos de Santarém, Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, y la encíclica Laudato Si, nos llevan a pensar en la Amazonia y sus pueblos de una forma diferente. A donde el mundo tiene su pensamiento de lucro y destrucción, la Iglesia llama para una cultura de paz y respeto para los pueblos y la naturaleza. A partir de allí viene el título del Sínodo para la Amazonia: “Nuevos caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral”. Al final del mes de junio fue lanzado el Instrumentum Laboris, que es el resultado de todo un trabajo de escuchas al pueblo de la Amazonia. El Papa Francisco siempre insistió en escuchar la voz del pueblo de Dios amazonense.
El documento Laboris nos ayuda a ver la realidad de la Amazonia y también nos hace sus propuestas:
 
1.La voz de la Amazonia: “Es muy bueno que ahora sean ustedes mismos los que se auto definan y los que nos muestren su identidad. ¡Necesitamos escucharlos!”. (Papa Francisco)
La evangelización en América Latina constituye un don de la Providencia, que llama a todos para la salvación en Cristo. A pesar de la colonización militar, política y cultural, y más allá de la ganancia y ambición de los colonizadores. Numerosos misioneros entregaron la propia vida para transmitir el Evangelio. El sentido misionero nosolamente inspiró la formación de las comunidades cristianas, más también la legislación, como las Leyes de Indias, que protegían la dignidad de los indígenas contra las violaciones de sus pueblos y territorios. Hoy la situación delante de nuevas formas de colonización lleva a la Iglesia a tener más transparencia en su papel profético. La Amazonia es fuente de vida, la vida del territorio, de sus pueblos, de la Iglesia y del planeta.  El rio Amazonas es la grande expresión de esta vida en su totalidad. Es el ‘Buen Vivir y el hacer bien’; la búsqueda de la ‘tierra sin males’. Más la vida está amenazada por los mega proyectos que destruyen y explotan el territorio y por la violación de los derechos elementares de la población. Es bastante preocupante que hoy en día ya estamos entre 15 y 20 % de deforestación. Esos clamores provocan conversión, comunión y diálogo. Necesitamos de caminos de comunión con abundancia de vida, con la historia  y con el porvenir. Como podemos decir: Todo está conectado: la Amazonia revela la belleza de Dios en todas las cosas que existen y conviven amigablemente. 
Por eso el Sínodo es Kairos, tiempo de gracia, señal de los tiempos donde el Espíritu Santo abre nuevos caminos que discernimos por medio de un diálogo recíproco entre el pueblo de Dios y las sabidurías de los ancestrales. Necesitamos promover la cultura del encuentro, el tiempo de la inculturación y de la interculturalidad, el tiempo de la esperanza. Y en todo eso necesitamos nuevos caminos de diálogo, de misión, de aprendizaje y de resistencia. Necesitamos de un camino de conversión, de escuchar la voz de la Amazonia y de responder como Iglesia profética y samaritana. 
 
2. Ecología integral: el clamor de la tierra y de los pobres: “Les propongo que nos detengamos a reflexionar sobre los diferentes elementos de una ecología integral, ambiental, económica y social” (Francisco).
La Amazonia está siendo disputada desde varios aspectos y dimensiones que la impactan, tanto sobre el territorio, como sobre los pueblos que en ella viven. Falta de reconocimiento y de regularización de las tierras indígenas, hidroeléctricas, explotación mineral ilegal, transporte fluvial, monocultivos en grande escala, agroindustrias que son apoyados por los gobiernos locales, nacionales e internacionales. Contaminación de los ríos, de la tierra, del aire, deforestación y precarización de la cualidad de vida, de las culturas y de las espiritualidades. Necesitamos con urgencia de una ecología integral para llegar a un verdadero desarrollo humano. Nuestro grito y clamor por la no destrucción de la Amazonia.  Otros problemas: graves amenazas a los pueblos indígenas libres, que viven en aislamiento voluntario, la migración, la urbanización, la familia, la comunidad, la corrupción, la salud integral, la educación integral y la conversión ecológica.
 
3.Iglesia Profética en la Amazonia: desafíos y esperanzas. “! Quien me diera que todo el pueblo de Yahveh profetizara, porque Yahveh les daba su espíritu!” (Nm 11,29)
La Iglesia tiene que tener rostro amazónico, que encuentra su expresión en la pluralidad de sus pueblos, culturas y ecosistemas.  Esta diversidad necesita de la opción por una Iglesia misionera, en salida, encarnada en todas las actividades, expresiones y lenguajes. Necesitamos que los pueblos originarios moldeen culturalmente a las Iglesias amazónicas particulares. El rostro amazónico es de una Iglesia con clara opción por los pobres, con los pobres y por el cuidado con la creación, que llevan a los nuevos caminos a la Iglesia local, con dimensión universal, una Iglesia participativa y creativa, una Iglesia que necesita mucho de profetismo. Necesitamos descolonizar las mentes, una Iglesia con mentalidad eclesial; de colonial y patriarcal pasar para una Iglesia en proceso de conversión y reconciliación. Necesitamos fe en la liturgia inculturada, confiar en la organización de las comunidades locales que poseen una rica tradición. Otros desafíos son la evangelización en las ciudades que exigen una misión urbana; la necesidad de un diálogo ecuménico e inter-religioso; la misión de los medios de comunicación; la promoción integral. Una observación que han hecho muchas personas, es en relación a la  necesidad de nuevos ministerios para responder de forma más eficaz a  las necesidades y desafíos de los pueblos amazónicos: promover vocaciones autóctonas, el celibato, el lugar de la mujer, de la vida consagrada y los jóvenes. Esperamos que este Sínodo se torne una expresión concreta de la sinodalidad de una Iglesia en salida, para que la vida plena que Jesús vino a traer al mundo (Jn 10,10) llegue a todos, en especial a los más pobres.